Con el inicio del receso invernal en la provincia de Buenos Aires, el turismo volvió a mostrar señales de alerta: la ocupación hotelera se ubica entre el 30 y el 50 %, muy por debajo de los valores habituales para esta época del año.

Operadores turísticos de la Costa Atlántica, las sierras y los pueblos rurales reportan estadías más cortas, consumo moderado y reservas de último momento, en un contexto atravesado por la crisis económica y la competencia creciente del turismo internacional.

En Mar del Plata, la semana arrancó con un 30 % de reservas, aunque se espera alcanzar el 50 o 60 % gracias a promociones y escapadas espontáneas desde el AMBA. Pinamar, Villa Gesell y Necochea presentan un panorama similar, con visitantes que priorizan la naturaleza y los precios accesibles.

En destinos serranos como Tandil, Sierra de la Ventana o San Antonio de Areco, la situación es algo más alentadora, sobre todo en cabañas y hospedajes rurales, aunque sigue lejos del lleno total. Las escapadas de fin de semana continúan siendo el fuerte.

El panorama provincial se replica en todo el país: la ocupación nacional promedió un 46 % en la primera semana y descendió al 37 % en la segunda, según la Asociación de Hoteles de Turismo de Argentina. La entidad advirtió por cierres de establecimientos, caída del empleo y una recuperación que aún no llega.

A esto se suma la fuga de turistas al exterior, con destinos como Brasil, Chile o el Caribe que se volvieron más competitivos gracias al tipo de cambio y las cuotas en pasajes.

De cara al cierre de las vacaciones, tanto el EMTUR como organismos municipales confían en una posible mejora si el clima acompaña. Las estrategias se enfocan en escapadas cortas, actividades gratuitas y propuestas accesibles para quienes se quedan en la ciudad.

Las vacaciones de invierno 2025 muestran un escenario desafiante para el turismo bonaerense, aunque las últimas semanas podrían aportar algo de oxígeno si repunta el movimiento interno.