

El Campeonato del Alfajor en Avellaneda y la Fiesta Nacional del Postre en Balcarce componen una ruta pastelera que recorre sabores, tradiciones y creatividad en la provincia de Buenos Aires.
A sólo minutos de la Ciudad de Buenos Aires, Avellaneda se convierte durante tres días en el epicentro nacional del alfajor. El evento reúne a fabricantes industriales, emprendedores y pasteleros gourmet. Se realiza en el Parque La Estación, con entrada libre y una grilla que incluye música en vivo, talleres y stands.
“Vienen celebridades a dar masterclass, shows de bandas, actividades y stands para todos los bonaerenses y más, convocados a la búsqueda de encontrar el mejor alfajor del país”, aseguró Pamela Kahles, organizadora del campeonato. La competencia se celebrará del 20 al 22 de junio y premiará a los mejores en dos categorías: industrial y artesanal.
A más de 400 kilómetros hacia el sudeste, Balcarce honra su legado repostero con la Fiesta Nacional del Postre, que este año celebrará su edición número 21 entre el 18 y el 20 de julio. El evento reúne a cocineros, panaderos y amantes de las delicias dulces en la Sociedad Rural de Balcarce, transformada durante el invierno en un gran escenario pastelero.
“Este evento tiene la particularidad de que cocina el postre más largo del mundo y este año será de 3 metros, es un desafío impresionante”, comentó Rocío Espinillo, madrina de la fiesta. Además, se ofrecen clases magistrales, concursos de repostería y degustaciones, en un ambiente festivo y familiar.
En Avellaneda, el alfajor dejó de ser sólo una golosina. Es memoria afectiva y símbolo de identidad popular. “El alfajor es una insignia argentina”, remarcó Kahles, quien destacó la participación de representantes de más de treinta localidades bonaerenses y otras provincias del país, desde Chaco hasta Tierra del Fuego.
Durante el campeonato se presentan versiones sin TACC, rellenos frutales, opciones veganas, triples, bañados y sabores experimentales. La diversidad y la innovación conviven con la tradición. “Es una apuesta a seguir empujando a los emprendimientos”, concluyó la organizadora.
El ícono indiscutido de la fiesta en Balcarce es el tradicional Postre Balcarce, nacido en una confitería local y convertido en referencia nacional. Capas de bizcochuelo, crema, merengue, coco y dulce de leche se combinan en una armonía que representa la memoria gustativa de generaciones.
“Para mí es un orgullo estar a disposición de este maravilloso evento”, dijo Espinillo, quien participó por primera vez en 2010 con una creación de moras silvestres. Desde entonces, su vínculo con la fiesta se volvió parte de la historia local.
Ambas celebraciones no sólo dinamizan el turismo invernal, también recuperan la dimensión emocional de la pastelería argentina. El alfajor como recreo escolar, el postre como cierre de domingos familiares. Sabores que se comparten y que se reinventan año tras año.
En cada capa de dulce de leche, cada crujido de merengue, se percibe algo más que técnica: se percibe historia, identidad y comunidad. Buenos Aires, en estas dos paradas dulces, demuestra que también se puede recorrer con el corazón —y el paladar—.